necesiten también una orientación en cuanto a cómo presentar el Evangelio a sus amigos. Muchos creyentes son tímidos y temen ser rechazados por la gente. Sin embargo ni la lógica cristiana (Mateo 10:26–33) ni los recursos que Dios nos ofrece (2 Timoteo 1:6–8) nos permiten justificar con la timidez nuestra inactividad evangelística. Tal espíritu procede de una comprensión meramente humana de lo que es la evangelización. Los que lo tienen piensan
Page 22